
Una paloma que volaba por un hermoso cielo azul, se posó en una ventana una tarde de primavera; un rosal entrelazado suspiraba a su lado.
La paloma sintió que una de las rosas, la mas hermosa, se sentía triste, de sus pétalos brotaban unas lágrimas de un color tan rojo como sus propios pétalos, y quiso saber que la ocurría, entonces le preguntó:
P: _ Perdona por mi atrevimiento hermosa rosa, pero te veo tan triste y llena de nostalgia que me gustaría saber si puedo ayudarte.
La rosa quieta, consumiendose en su tristeza le contestó:
R: _ Nací aqui, y llevo tiempo observando al muchacho que vive en esta casa, y desde aquel día que sus ojos se posaron en mi...supe que de amor iba a morir.
P:_ Por qué dices eso?....
Contestó la paloma.
P: _ Con tu belleza ¿quien se podría resistir a tus encantos?
La bella rosa mirandola a los ojos fue sincera.
R: _ Yo soy una simple flor, él es humano. Si me arrancan del rosal, moriré y no podré verle mas.
También cuando acabe la temporada al igual moriré, y nada recordaré.
Este amor es imposible, nunca podrá ser.
Tan solo me queda observarle, al menos el tiempo que dure podré verle cuando se asome a la ventana.
La paloma pensó y pensó, en como podría ayudar a la pobre y hermosa rosa. Después de mucho reflexionar se decidió a hablar.
P: _ Si como bien dices, si te cortas del rosal morirás, y cuando acabe la temporada de las rosas también...creo que tengo la solución.
La rosa abrió los ojos asombrada por la desenvoltura de aquella paloma...y la escuchó atentamente.
P: _ Creo que si lo amas de verdad, si quieres estar con él, aunque sea el poco tiempo de vida que te quede....lo que debes hacer es inclinarte hacía el quicio de la ventana, así cuando él se asome, lo primero que verá será la belleza de una rosa roja enamorada.
él quedará prendado de tal hermosura, no podrá reprimir la tentación y te arrancará de tu rosal, y te pondrá en remojo con agua para tenerte el mayor tiempo posible con él.
La rosa se quedó pensando, y creyó haber encontrado la solución a su problema, viviría el resto de sus días con él, con su amor...y al menos moriría feliz.
La paloma se despidió de ella y la deseó mucha suerte.
A partir de ese día nuestra rosa, se iba inclinando cada día mas hacia el quicio de la ventana, y casi rozaba el cristal, cuando una mañana se asomó el muchacho a la ventana y al verla exclamó unas palabras, que la rosa no llegó a entender.
Acto seguido cogió una tijera y la cortó de su rosal. La rosa sentía dolor, pero era tan grande el amor que sentía por ese muchacho, que solo el pensar que pasaría el resto de su vida junto a él ya era motivo de alegría.
Sentía el calor de sus manos, el roce de su piel, soñaba con sentirle así mucho tiempo. La rosa estaba totalmente emocionada.
Pero la emoción duró muy poco, pues el muchacho no se encontraba solo, allí junto a él había una muchacha sonriendo, que alargando la mano se apoderó de ella.
La ilusión de la rosa se evaporó, y sus pétalos fueron apagandose, pues lo que esperaba que ocurriera nunca llegó a hacerse realidad. La rosa acabó poniendose mustia a la sombra de una fria mesa, sin cariño, sin agua donde saciar su sed, y en la soledad de una habitación donde únicamente aparecía de vez en cuando la muchacha, sin apenas mirarla.
Una noche en que la rosa estaba agonizante, muriendo de pena por la falta de su gran amor...apareció por la puerta el muchacho, acompañando a su amada, y después de ser testigo de unos besos llenos de ternura que la rosa siempre deseó para ella...murió de pena, con los ojos fijos en aquel su deseo...su amor.

El último suspiro fue para su amado que entre sus manos la cogió y abriendo un libro de poemas de amor, colocó delicadamente la rosa ya marchita en la pagina 11, donde presidia el verso mas bello de aquel libro.
Así nuestra bella rosa dejó su alma entre páginas llenas de amor y deseo, y con sus lágrimas rojas brotando de sus pétalos yermos, quedó grabado este epitáfio.
Y esta rosa enamorada
llena de ilusión y pasión,
por un muchacho que adoraba
y que a su amada regaló.
Quiso vivir su aventura,
poder sentir su corazón,
pero a veces las locuras
naufragan en un rincón.
Sintió morir de amor su alma,
sus pétalos secos del dolor,
de ver como a otra amaba
y a ella nunca deseó.
A veces sus manos la atrapan
y remueve su corazón,
y aunque muerta de nostalgia,
aún late en su pecho el amor.
Ahora duerme entre palabras,
amor y deseo es su colchón,
un título por almohada...
tapas blandas de edredón.
La paloma sintió que una de las rosas, la mas hermosa, se sentía triste, de sus pétalos brotaban unas lágrimas de un color tan rojo como sus propios pétalos, y quiso saber que la ocurría, entonces le preguntó:
P: _ Perdona por mi atrevimiento hermosa rosa, pero te veo tan triste y llena de nostalgia que me gustaría saber si puedo ayudarte.
La rosa quieta, consumiendose en su tristeza le contestó:
R: _ Nací aqui, y llevo tiempo observando al muchacho que vive en esta casa, y desde aquel día que sus ojos se posaron en mi...supe que de amor iba a morir.
P:_ Por qué dices eso?....
Contestó la paloma.
P: _ Con tu belleza ¿quien se podría resistir a tus encantos?
La bella rosa mirandola a los ojos fue sincera.
R: _ Yo soy una simple flor, él es humano. Si me arrancan del rosal, moriré y no podré verle mas.
También cuando acabe la temporada al igual moriré, y nada recordaré.
Este amor es imposible, nunca podrá ser.
Tan solo me queda observarle, al menos el tiempo que dure podré verle cuando se asome a la ventana.
La paloma pensó y pensó, en como podría ayudar a la pobre y hermosa rosa. Después de mucho reflexionar se decidió a hablar.
P: _ Si como bien dices, si te cortas del rosal morirás, y cuando acabe la temporada de las rosas también...creo que tengo la solución.
La rosa abrió los ojos asombrada por la desenvoltura de aquella paloma...y la escuchó atentamente.
P: _ Creo que si lo amas de verdad, si quieres estar con él, aunque sea el poco tiempo de vida que te quede....lo que debes hacer es inclinarte hacía el quicio de la ventana, así cuando él se asome, lo primero que verá será la belleza de una rosa roja enamorada.
él quedará prendado de tal hermosura, no podrá reprimir la tentación y te arrancará de tu rosal, y te pondrá en remojo con agua para tenerte el mayor tiempo posible con él.
La rosa se quedó pensando, y creyó haber encontrado la solución a su problema, viviría el resto de sus días con él, con su amor...y al menos moriría feliz.
La paloma se despidió de ella y la deseó mucha suerte.
A partir de ese día nuestra rosa, se iba inclinando cada día mas hacia el quicio de la ventana, y casi rozaba el cristal, cuando una mañana se asomó el muchacho a la ventana y al verla exclamó unas palabras, que la rosa no llegó a entender.
Acto seguido cogió una tijera y la cortó de su rosal. La rosa sentía dolor, pero era tan grande el amor que sentía por ese muchacho, que solo el pensar que pasaría el resto de su vida junto a él ya era motivo de alegría.
Sentía el calor de sus manos, el roce de su piel, soñaba con sentirle así mucho tiempo. La rosa estaba totalmente emocionada.
Pero la emoción duró muy poco, pues el muchacho no se encontraba solo, allí junto a él había una muchacha sonriendo, que alargando la mano se apoderó de ella.
La ilusión de la rosa se evaporó, y sus pétalos fueron apagandose, pues lo que esperaba que ocurriera nunca llegó a hacerse realidad. La rosa acabó poniendose mustia a la sombra de una fria mesa, sin cariño, sin agua donde saciar su sed, y en la soledad de una habitación donde únicamente aparecía de vez en cuando la muchacha, sin apenas mirarla.
Una noche en que la rosa estaba agonizante, muriendo de pena por la falta de su gran amor...apareció por la puerta el muchacho, acompañando a su amada, y después de ser testigo de unos besos llenos de ternura que la rosa siempre deseó para ella...murió de pena, con los ojos fijos en aquel su deseo...su amor.
El último suspiro fue para su amado que entre sus manos la cogió y abriendo un libro de poemas de amor, colocó delicadamente la rosa ya marchita en la pagina 11, donde presidia el verso mas bello de aquel libro.
Así nuestra bella rosa dejó su alma entre páginas llenas de amor y deseo, y con sus lágrimas rojas brotando de sus pétalos yermos, quedó grabado este epitáfio.
Y esta rosa enamorada
llena de ilusión y pasión,
por un muchacho que adoraba
y que a su amada regaló.
Quiso vivir su aventura,
poder sentir su corazón,
pero a veces las locuras
naufragan en un rincón.
Sintió morir de amor su alma,
sus pétalos secos del dolor,
de ver como a otra amaba
y a ella nunca deseó.
A veces sus manos la atrapan
y remueve su corazón,
y aunque muerta de nostalgia,
aún late en su pecho el amor.
Ahora duerme entre palabras,
amor y deseo es su colchón,
un título por almohada...
tapas blandas de edredón.
